Notas desde la experiencia

Durante años, el entrenamiento masculino ha estado muy ligado a la fuerza, al rendimiento y a la exigencia. Sin embargo, desde la experiencia, he comprobado que muchos hombres también buscan (aunque a veces no lo digan en voz alta) algo más: equilibrio, consciencia corporal y bienestar emocional.

El acompañamiento no es solo cosa de mujeres. Ellos también se benefician de espacios donde puedan entrenar sin presión, conectar con su cuerpo desde otro lugar y romper con creencias que limitan. El yoga, por ejemplo, puede convertirse en una herramienta muy potente para trabajar la flexibilidad, la respiración y la atención plena.

No se trata de dejar de entrenar fuerte. Se trata de entrenar mejor, de forma más completa. Y eso implica abrir la puerta al cuidado, a la consciencia y al acompañamiento emocional. Porque también hay otra forma de ser fuerte.

 

La verdadera fuerza está en aprender a escucharte.

Beneficios

Este tipo de enfoque integral no solo mejora el rendimiento físico, sino que también ayuda a liberar tensiones acumuladas, gestionar el estrés y mejorar la relación con uno mismo. Muchos hombres que comienzan a practicar yoga o meditación me dicen que descubren una nueva manera de habitar su cuerpo, más amable, más consciente. Y eso cambia también la forma en la que se relacionan con los demás.

Acompañar estos procesos es un privilegio. Ver cómo, poco a poco, se atreven a bajar el ritmo, a respirar más profundo y a escucharse sin juicio, confirma que el bienestar no tiene género. El entrenamiento puede ser un camino hacia la transformación, siempre que haya espacio para la autenticidad y el cuidado.

 

 

 

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